Sólo después de que el último árbol sea cortado.
Sólo después de que el último río sea envenenado.
Sólo después de que el último pez sea apresado.
Sólo entonces sabrás que el dinero no se puede comer.
Profecía india
Sólo después de que el último río sea envenenado.
Sólo después de que el último pez sea apresado.
Sólo entonces sabrás que el dinero no se puede comer.
Profecía india
Los “Seres Humanos” somos parte de la naturaleza, dentro de la jerarquía alimentaria necesitamos comer y respirar como todo ser vivo y para eso dependemos de los seres verdes, “Los Vegetales”. Ellos son una maravillosa fábrica que capta la energía solar. A través de sus hojas absorben el dióxido de carbono y la luz, por sus raíces el agua del suelo, en una alquimia biofísico-química transforman estos elementos en alimento y oxígeno.
Hace miles de millones de años que nacieron en la Tierra, nosotros los “Homo Sapiens” hace solo 100.000 años (si bien los Homínidos que nos antecedieron tuvieron su origen unos pocos millones de años antes). En la cadena alimenticia somos consumidores, si ellos desaparecen, nos extinguimos. Las algas verdes marinas son las mayores productoras de oxígeno y en la tierra los bosques son los pulmones del mundo.
Podemos decir que un árbol es un mundo en sí mismo; nos da sombra, frutos, oxígeno, madera para nuestros muebles, papel, refugio a algunas especies animales, belleza, leyendas, historias. Es imposible enumerar todas las funciones biológicas de un árbol, pero hay una especial que nos hace comprender otra importancia de los árboles añosos “abuelos” de doscientos años o más. El tronco de un árbol es un testigo viviente de los cambios climáticos que sucedieron en sus años de vida, en el interior del tronco se encuentra el leño propiamente dicho, en él se individualizan tantos anillos concéntricos como años de vida del tronco.
Anualmente el árbol, a medida que completa su desarrollo, encierra en una especie de abrazo su pasado, formando en su entorno un nuevo anillo de materia viva, por lo tanto su tronco es el producto de una labor tan antigua como el propio árbol. De esta manera los especialistas pueden "leer y reconstruir” mediante el número de anillos, espesor, morfología y tonalidad, la aventura de la vida del árbol, a partir del clima y las adversidades meteorológicas a las que ha estado expuesto, de las condiciones de la asociación en las que ha vivido y del aprovechamiento del que ha sido objeto por parte del hombre y de los animales.
“Los anillos de crecimiento son por lo tanto un registro inmediato e imperecedero de todos los acontecimientos que se han producido en las proximidades del árbol.”
Fue Leonardo Da Vinci, quien con su mente enciclopédica, intuyó que no sólo podía discernirse la edad de un árbol a través de sus anillos sino también, mediante su diversa amplitud, era posible conocer las condiciones climáticas de una época determinada. La influencia del clima sobre los anillos es completamente singular al igual que las huellas digitales.
Quedaría para otro comentario la importancia sagrada de los árboles en los pueblos antiguos. Cuando talen un árbol ( Asesinen), sobre todo si es un “ Abuelo” no seamos indiferentes a tal acción, por ahora “ HAGAMOS SILENCIO, EN ALGÚN LUGAR DE LA TIERRA ESTÁ NACIENDO UN ÁRBOL”